
Este señor que vemos en la foto es Ludwig Wittgenstein.

Y a él le debemos esta frase: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo»
Quiere decir, que aquello que no podemos nombrar en nuestra mente, no existe para nosotros.
Si no lo puedes nombrar, no existe para ti.
Haz la prueba. Si lo puedes nombrar y definir, existe para ti. Si no lo puedes nombrar ni definir ni explicar, es que no existe en tu mente.
Tu mente representa tu mundo.
Es fascinante para comprobar esto, estudiar los lenguajes de otras civilizaciones.
Los innuit, (los mal llamados esquimales), por ejemplo, carecen de un vocablo para denominar la palabra «guerra».
¿Por qué?
Porque en sus miles de años de existencia como pueblo, nunca han estado en guerra, ni entre ellos ni con nadie.
Tienen en cambio, numerosas acepciones para la nieve, según su dureza, coloración, etc.
En su medio, crear diferentes términos para el tipo de nieve es algo necesario para definir bien su mundo. Una nieve más espesa o una placa de hielo que pueda romperse…en su mundo estas diferencias son muy necesarias.
Pero si nunca estás en guerra con nadie, no necesitas inventar dicha palabra, porque directamente la idea de guerra no existe.
A mi me gusta mucho la idea de una cultura en la que no existe la palabra guerra, porque eso significa que la idea y el concepto de guerra, no se da.
Y ese es el mundo en el que creen los caballos.
Porque el caballo, es un animal, por encima de todo, muy pacífico.
El caballo lleva muy mal el conflicto.
En su lenguaje y su mundo, como sucede con los innuit, la guerra sencillamente, no existe.
En cambio, hay jinetes y propietarios que viven en conflicto permanente con sus caballos…unos porque quieren hacerlo todo a base de obligar, y otros porque tienen tanto miedo a exigirle el más mínimo esfuerzo a su caballo que al final tienen que pedirlo todo a base de desesperación.
En cualquier caso, unos porque solo quieren exigir, y otros porque no saben cómo pedir, tienen problemas entendiéndose con sus caballos.
¿Cómo es posible?
Siendo el caballo un animal pacífico, ¿Cómo puede haber tantos conflictos y problemas de entendimiento?
Por la sencilla razón de que no nos enseñan a comunicarnos con los caballos.
NI a escucharlos y entenderlos.
Ni a proponerles la manera adecuada de pedirle que hagan algo.
Por lo que se produce un conflicto de mundos.
El mundo de la persona («haz esto»)y el mundo del caballo («no entiendo lo que me pides»).
Pero es pura comunicación, no es más.
Y el caballo no puede aprender la nuestra, somos nosotros los que debemos aprender a ser escuchados por ellos.
¿Cómo?
Pues cada semana envío varios correos en los que doy pistas de cómo conseguirlo.
Para recibir esos correos, tienes que suscribirte a mi lista de correo.
Se hace dejando tu correo electrónico en este formulario, y además a cambio te llevas unos audios de regalo que te pueden ayudar a saber si tu caballo entiende el trabajo que le propones.
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