Uno de
los mitos/tradiciones que más salud
equina se ha llevado por delante es el de que los caballos han de empezar a montarse muy jóvenes, ya que de lo
contrario, “será tarde”.
Sabéis
que yo defiendo el deporte hípico, pero de un modo coherente con su salud y su
bienestar. Estar en esta postura
intermedia no está bien visto por el sector perroflaútico equino que
considera maltrato desde dar una simple Ivermectina hasta poner un filete, pero
también, le toca las narices a esa parte del sector
hípico profesional que basa su economía en romper y machacar caballos. El
primer bando sustenta sus argumentos en el manido rollo de “lo natural” y el
segundo en el de “esto es así y punto”.
Vamos
nosotros – los que estamos en medio - entonces a echar mano, una vez más, de CASOS REALES y que prueban que este camino
intermedio es posible y que caballo y humano pueden caminar juntos de un
modo en el que ambos puedan coexistir sin que el caballo sea el que salga
perdiendo y llevar la esencia de la domesticación a los tiempos actuales, que
por más que estemos en el 2018 y hagamos deporte con nuestros caballos, la
domesticación en esencia es lo que ha sido siempre: “Yo-humano te cuido y tú-caballo me ayudas en mis propósitos”.
Como
digo, a los pobres caballos siempre les ha acuciado la falsa creencia de que si
no son empezados a montar jóvenes, ya será imposible poder hacerlo en el futuro puesto
que se convertirán en una especie de ser diabólico ingobernable física y
mentalmente. Eso ha llevado a que los caballos, en su mayoría, hasta hace poco,
empezaran a ser montados con 30 meses, la friolera cifra de dos años y medio. A
esa edad, a pesar de que puedan estar
grandes y musculados, SU ESQUELETO ESTÁ AÚN MUY LEJOS DE MADURAR.
Yo, por
ejemplo, a mi yegua, no le puse mis
posaderas encima hasta que tuvo bien entrados los 5 años. Eso sí,
llevábamos trabajando Pie a Tierra desde mucho tiempo antes. Y si bien ya es cada vez menos común la
práctica de montar caballos con dos años y medio, aun se sigue creyendo por
buena parte del ámbito profesional que el caballo debe empezar a ser montado muy
joven, puesto que si no, será complicado hacer de él un caballo obediente,
flexible, etc. Y en realidad, es justo lo contrario, y mientras más esperemos para subirnos, mejor, puesto que estaremos dejando que el cuerpo del caballo vaya madurando y fortaleciéndose de un modo natural. Siempre y cuando, viva en libertad y tenga además una buena alimentación, claro.
Justo debajo de este párrafo, veis a César Mañanes, del Centro Ecuestre Los Rosales de San Cristóbal. Conocí a César hace unos tres años
y es desde luego uno de los jinetes nacionales que para mí indudablemente más
mérito tiene. Me gustan los jinetes que ponen tanto tesón como ilusión y a
César en esto no hay quien le gane. Prueba de ello es que es el único jinete
español que actualmente se atreve a competir en salto, en pruebas importantes
con un PRE, su inseparable Vilorto Damasco.
César Mañanes y Épica, yegua empezada a domar con casi 7 años
Hace un
par de años, más o menos por estas fechas, estaba yo trabajando los caballos de
Yeguada Arenas de Adriano, y César
vino un día con El Cura, nuestro maestro, pues estaba buscando un caballo o
yegua para competir en completo. Vimos todos los potros y potras de las distintas
edades, de los que por encima de todo, destaco en el recuerdo su buen carácter y
sus ganas de agradar siempre. Pero
curiosamente – aunque yo ya me lo olía – se
fijaron en una yegua que en ese momento ya estaba más cerca de los 7 años que
de los 6. La única doma de la yegua consistía en ponerle la cabezada de cuadra
e ir del ramal. Lo único que había hecho
en su vida era vivir en el campo. La yegua, de nombre Épica, se marchó con
César, y cómo podéis ver en las fotos, está rindiendo perfectamente en
competición, y con respecto a su carácter, la yegua siempre ha mostrado sus
ganas de colaborar. En el cuadro de abajo podéis ver la fecha de nacimiento de la yegua.
Os podría
poner más ejemplos, algunos de incluso caballos que se empezaron a domar con
más años y que rindieron perfectamente en competición. Precisamente, nuestro
maestro, El Cura, repitió este proceso varias veces a lo largo de su vida
deportiva, y en una ocasión, según me contó, incluso con una yegua de 11 años.
Para
mí, la Equitación y los dogmas son
totalmente incompatibles. Creo que la Hípica combina mucho mejor con la mente abierta y con estudios contrastados,
como en este caso, ya que sabemos hoy sobradamente que la maduración del
sistema músculo-esquelético del caballo es muy posterior a los tres años, y que
además, no hay criterio etológico alguno al afirmar, que el caballo se vuelve
indomable si no se le doma joven.
En
breve seguiremos rompiendo otros dogmas y mitos falsos de la hípica…aunque hay
tantos, que no sé por dónde empezar. ¿Alguna sugerencia?
¿Te interesa saber cómo Conseguir que un potro se convierta en un caballo sano?: Este artículo te puede dar algunas claves: http://www.tomasmateo.com/2016/11/como-conseguir-que-un-potro-se.html
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