Artículo publicado en revista A la Vaquera nº66 con comentarios actualizados en la fecha de su publicación en la web
Este artículo lo escribí para la revista A la Vaquera, disciplina en la que muchos de sus practicantes aun tienen la pésima costumbre de comenzar a montar un potro con 30 meses (una edad de 2 años y medio), pero lo he readaptado para su publicación en mi página web y son factores aplicables a cualquier potro destinado a cualquier disciplina.
Los tiempos van cambiando, sobre todo, desde que la ciencia llegó para hacer nuestra vida mejor. Es por ello, que las tradiciones, deben ir adaptándose a los descubrimientos certeros e irrefutables que los diferentes sectores científicos, nos van legando. En nuestro caso en concreto, son aquellos preceptos dictados desde la medicina veterinaria equina, los que deben ir modificando ciertas pautas a la hora de trabajar nuestros caballos, ya que si seguimos dichas pautas, nuestros caballos rendirán mejor, con más salud y por más años. Imagino, que a esto, aspiramos todos, seamos profesionales o aficionados.
Con un caballo joven, no hay que buscar la reunión ni meterlo en ejercicios complicados, sino enfocarnos en que vayan con ganas adelante, que vean el trabajo como algo que no les machaca, y ayudarlos a fortalecerse, dejando siempre que vayan cómodos y relajados.
Los tiempos van cambiando, sobre todo, desde que la ciencia llegó para hacer nuestra vida mejor. Es por ello, que las tradiciones, deben ir adaptándose a los descubrimientos certeros e irrefutables que los diferentes sectores científicos, nos van legando. En nuestro caso en concreto, son aquellos preceptos dictados desde la medicina veterinaria equina, los que deben ir modificando ciertas pautas a la hora de trabajar nuestros caballos, ya que si seguimos dichas pautas, nuestros caballos rendirán mejor, con más salud y por más años. Imagino, que a esto, aspiramos todos, seamos profesionales o aficionados.
En este artículo vamos a hablar de la importancia de seguir unas líneas de trabajo que mantengan una coherencia con la salud y fisiología del caballo, para lo cual es necesario en todo momento tener en cuenta la edad de dicho caballo, y nunca jamás, ir más allá de lo que su edad permita en ese momento. Ya sabemos que a caballo, ir lento, es sinónimo de llegar lejos. Por otro lado, contamos con una enorme ventaja: observar aquello que hacen los jinetes y cuadras de Doma Clásica, y que vemos les da buen resultado. En Europa, Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, es habitual ver compitiendo al máximo nivel caballos con 14 o 16 años. En cambio, en vaquera, un caballo de diez o doce años, se empieza a considerar al límite de su vida de competición. ¿Qué hacen esos jinetes de Doma Clásica para tener caballos que incluso con más de 16 años puedan estar en óptima forma? ¿Y qué hacemos aquí para que no ocurra lo mismo?
1_Una mirada a la
tradición.
La costumbre nos
dictaba, que el potro se recogía del
campo con 30 meses por lo general, es decir, una edad real de dos años y
medio. En algunos casos, los potros ya estaban “manoseados” y al menos tenían
una doma básica de manejo con el ronzal, y en otros casos, venían totalmente
cerreros y se empezaba desde cero. En cualquier caso, a partir de ahí, se
comenzaba su trabajo a la cuerda hasta llegar a montarlo, sacarlo al campo con
madrina y en poco tiempo, tenerlo trabajando en las faenas del campo.
Esta prontitud en la
doma, viene del planteamiento que ya se daba en la época andalusí de la
Península Ibérica, tradición que aun hoy es mantenida en ciertos lugares del
Norte de África, donde muchos jinetes bereberes (emparentados con nuestra
vaquera) tienen un dicho que rige su trabajo con los potros: “al caballo, como
al árbol, hay que enderezarlo cuando es joven”. Claro que aunque estos refranes
suenen muy bonitos, provienen de una tradición que obedecía a una necesidad
(primero fue la guerra, y después, la faenas con ganado bravo), no a una
realidad (la del cuerpo equino y demostrada por la ciencia). En nuestra
vaquera, había que tener al caballo pronto preparado para unas faenas de campo
muy exigentes, y sobre todo, no se tenía la menor idea sobre la edad óptima de
maduración del esqueleto equino, que viene a partir de los 7 años. Lo cual
quiere decir que lo recomendable es empezar a montar los caballos a una edad
más cercana a los 4 que a los 3 años (nunca jamás por debajo de tres).
(¿Qué prefiero yo?: por mi parte, no tengo el menor inconveniente en esperar a los cinco años o incluso más antes de empezar el trabajo en serio montado)
(¿Qué prefiero yo?: por mi parte, no tengo el menor inconveniente en esperar a los cinco años o incluso más antes de empezar el trabajo en serio montado)
2_Manejo del caballo
joven
El potro, para que
de adulto sea un caballo fuerte, elástico, con una mente limpia de manías y
tenga un óptimo desarrollo, ha debido pasar su juventud en plena libertad,
corriendo, saltando y jugando con otros potros. Ha debido ser alimentado
correctamente, es decir, mucho forraje, y una cierta cantidad de pienso
especial para potros, pero primando en el caso de los potros, más la calidad
del pienso que la cantidad.
Esto es lo que debe hacer un potro hasta los 4 años. Si le privamos de esto, será un caballo con problemas mentales y físicos sin lugar a dudas.
Una vez el potro es
recogido del campo – insistimos, donde ha de vivir hasta los 3 años como mínimo-
ha de pasar el máximo de horas en
libertad, aunque ya hayamos comenzado su doma. Encerrar un potro de 30 meses en
un box, y solo sacarlo de su cuadra para trabajarlo en la pista, es garantía
segura de que pronto vendrán los problemas, tanto de comportamiento como de
salud. Hemos de tener en cuenta, que encerrarlo en un box supone alterar su
verdadera naturaleza bruscamente: herrarlo, cambiar la alimentación, hábitos de
vida, etc. La vida en libertad es lo que da salud mental y física al caballo,
por lo que mientras antes le privemos de esta, más posibilidades tendremos de
tener problemas.
¿Mi consejo?: Dejar vivir al potro en total libertad y en manada hasta un mínimo de 4 años o más si se puede, y por supuesto, cuando empecemos los primeros entrenamientos, dejar que el potro siga viviendo en libertad, o en un ecosistema lo más parecido a la libertad: máximo movimiento posible lento pero contínuo, buen forraje y en cantidad y poco pienso pero bueno, presencia de otros caballos al lado, etc
¿Mi consejo?: Dejar vivir al potro en total libertad y en manada hasta un mínimo de 4 años o más si se puede, y por supuesto, cuando empecemos los primeros entrenamientos, dejar que el potro siga viviendo en libertad, o en un ecosistema lo más parecido a la libertad: máximo movimiento posible lento pero contínuo, buen forraje y en cantidad y poco pienso pero bueno, presencia de otros caballos al lado, etc
3_Entrenamiento del
caballo joven.
Si obsoleto está el
planteamiento de empezar a domar un caballo con 30 meses, también lo están los
métodos que se siguen empleando en no pocas cuadras de vaquera, sean de
competición o no. Por supuesto, la costumbre de “hacerle la cara” al potro, a
base de serretazos, debe quedar totalmente desterrada. Recomendamos la lectura
del artículo firmado por Joaquín Olivera y titulado “La confianza”, publicado
en la revista Trofeo a la Vaquera nº 51, en el que el 9 veces campeón de España
decía claramente sobre esta horrible costumbre y otros métodos violentos:
“cuando desterremos las malas prácticas de estas tradiciones, avanzaremos hacia
la mejor doma del mundo”.
Lo adecuado es
empezar con unas pautas de trabajo pie a tierra muy suaves y progresivas, de
las que ya hablaremos más detalladamente más adelante, pero de las que podemos
adelantar que van encaminadas a evitar la lucha en todo momento, y el
sobrecargar y fatigar al potro. Primero, trabajar unos días con el cinchuelo
hasta que el potro se habitúe, después ir colocando progresivamente una montura
de doma de poco peso, y así sucesivamente. Deben quedar eliminadas el uso de
las riendas de atar, tanto a la boca como a la nariz, que lo único que hacen es
contribuir a que el caballo vaya encogido, en lugar de animarlo a ir hacia
delante. No se trata de destruir ni el físico ni la moral del potro, sino de
ganarnos su confianza, y ello se consigue haciéndolo cada día más fuerte y
noble con nosotros. Llevándolo a los tiempos actuales, tenemos que actuar con el potro como
su entrenador personal, como alguien que les ayuda a sacar lo mejor de si mismos como
deportistas y como equinos, y no como un tratante de esclavos que explota sin compasión hasta el fin a todo aquel que cae bajo su mando.
¿Cómo lo hago yo? El caballo joven, tiene ganas y necesidad de juego hasta los 6-7 años (a veces incluso más), por lo que intento que el trabajo sea para él un juego divertido, pero que le vaya fortaleciendo física y mentalmente, que se sienta cada vez más fuerte y confiado en sí mismo, a la par que se de cuenta que su confianza en mí nunca se verá traicionada y es lo mejor para él.
Para ello, nunca le pido más de lo que su cuerpo y su mente puedan dar, jamás abuso del trabajo montado, de los tiempos de entrenamiento, sobre todo de galope y trote, e intercalo sesiones de descanso abundantes, le dejo que paste, le rasco las zonas que le gustan, le dejo que mire y observe cuando ve que algo le llama la atención, etc. Es decir, le educo y le entreno, pero no coarto su personalidad ni sus ganas de divertirse, y para ello, intento que sus ratos conmigo sean lo más parecido a la vida que hace con otros potros: ahora corro, ahora como, ahora troto...
4_La edad de
competir
Si tenemos en cuenta
todos los puntos propuestos hasta ahora, es evidente que la edad a la que un
caballo se debuta en la pista, será más tardía, pero ello, en lugar de ser un
perjuicio, es una ventaja. En vaquera, un caballo de doce años es considerado
por lo general un caballo “viejo”, mientras que en los circuitos de Doma
Clásica europeos, dicha edad es óptima, ya que se sabe que es cuando el caballo
podrá rendir a tope no solo físicamente, sino mentalmente, requisito este
fundamental en una reprise. Esta diferencia de conceptos, indudablemente, viene
marcada por el trato que se le da a los caballos en uno y otro círculo. En
vaquera, el hecho de trabajar con los caballos desde muy jóvenes y obligarlos a
llevar bocados grandes, monturas pesadas, exigirles mucha reunión desde el
principio y tenerlos días y días en las cuadras, es lo que hace que muchos de ellos
lleguen a la edad de 12 años machacados.
En cambio, los jinetes y entrenadores centroeuropeos de Doma Clásica, son mucho más progresivos y es por eso, que sus caballos, a la edad de 12 años, están en una forma óptima y es cuando empiezan a rendir de verdad. Estos jinetes, además, no solo dan un entrenamiento suave y progresivo, sino que sacan diariamente sus caballos durante varias horas al prado, para que corran, pasten y hagan en definitiva, vida de caballo. Un claro ejemplo de amazona de competición de Doma Clásica de alto nivel, es Uta Graf, amazona alemana que deja sueltos sus caballos en el campo varias horas al día. Esto le permite no solo tener unos caballos más sanos, sino que tienen una mente más predispuesta al trabajo, ya que están más felices y menos estresados.
En cambio, los jinetes y entrenadores centroeuropeos de Doma Clásica, son mucho más progresivos y es por eso, que sus caballos, a la edad de 12 años, están en una forma óptima y es cuando empiezan a rendir de verdad. Estos jinetes, además, no solo dan un entrenamiento suave y progresivo, sino que sacan diariamente sus caballos durante varias horas al prado, para que corran, pasten y hagan en definitiva, vida de caballo. Un claro ejemplo de amazona de competición de Doma Clásica de alto nivel, es Uta Graf, amazona alemana que deja sueltos sus caballos en el campo varias horas al día. Esto le permite no solo tener unos caballos más sanos, sino que tienen una mente más predispuesta al trabajo, ya que están más felices y menos estresados.
Uta Gräf, una de mis amazonas de referencia en Doma Clásica, da a sus caballos un entrenamiento muy progresivo, y los suelta diariamente varias horas en el campo, les deja que se junten entre ellos, que se revuelquen...en definitiva, les deja que hagan vida de caballo. En este artículo, tienes más info sobre cómo mantiene motivados a sus caballos: http://dressagetoday.com/article/motivate-your-dressage-horse-with-uta-graf-12524
También en Doma
Clásica, en nuestro país, si bien hablamos de una amazona de proyección
internacional, contamos con el caso de Delgado, el Westfaliano de Beatriz
Ferrer-Salat que ahora cuenta con 15 años y que está en su mejor momento, y que . También
en España, y muy importante en las competiciones europeas, hemos tenido el caso
de Painted Black, el Trakhener montando por Morgan Barbançon Mestre, que fue
retirado recientemente con 18 años.
Esperemos que esta tónica se contagie a los jinetes vaqueros y que nuestras pistas de Vaquera vayan conservando lo que tienen de bueno y único, que es personal e intransferible de la Doma Vaquera, pero a la vez, sepan dejar atrás aquellas cosas que nos lastran e incorporen lo que ya se sabe que es bueno y que se está haciendo en Doma Clásica y otras disciplinas ecuestres. Al final, hay un baremo que es claro e irrefutable, y que está por encima de métodos y de personas: los caballos. Un caballo que llegue a una edad avanzada sano, compitiendo, confiado y con sus ganas intactas, es garantía inconfundible de que se le han hecho bien las cosas.
Beatriz Ferrer-Salat montando a Delgado (nacido en 2001) en la Kur del Campeonato de Europa celebrado en Aachen el pasado Agosto. Foto: Hippo Foto - Dirk Caremans, FEI.
Esperemos que esta tónica se contagie a los jinetes vaqueros y que nuestras pistas de Vaquera vayan conservando lo que tienen de bueno y único, que es personal e intransferible de la Doma Vaquera, pero a la vez, sepan dejar atrás aquellas cosas que nos lastran e incorporen lo que ya se sabe que es bueno y que se está haciendo en Doma Clásica y otras disciplinas ecuestres. Al final, hay un baremo que es claro e irrefutable, y que está por encima de métodos y de personas: los caballos. Un caballo que llegue a una edad avanzada sano, compitiendo, confiado y con sus ganas intactas, es garantía inconfundible de que se le han hecho bien las cosas.
De nuevo nos
remitimos a las palabras del maestro Olivera, hombre de campo, jinete vaquero
donde los hubiera, pero a la vez estudioso de la Equitación y conocedor de
nuestras carencias: “hemos estado atascados en el pasado demasiado tiempo…”,
por lo desde aquí, invitamos a los lectores a que reflexionen sobre todo lo
comentado aquí, e incorporen nuevos puntos de vista para con sus caballos.
Ellos se lo agradecerán viviendo más y mejor, y rindiendo más y mejor cada día.
Esta foto la hice en un clinic impartido por el maestro Olivera al que acudí de oyente. Para mi, su mayor mérito, fue el esfuerzo que hizo para romper con ciertas tradiciones que perjudicaban a nuestra equitación y a nuestros caballos.
UN ERROR USUAL: Es
muy frecuente creer que un potro menor de 4 años, por estar bien de peso, es lo
suficientemente fuerte como para aguantarlo todo. Dos errores principales se
suelen cometer en este sentido. Uno: el creer que por presentar un buen
aspecto, con grupa ancha y buena musculación en general, es ya un caballo hecho
y derecho al que poder exigirle todo tipo de ejercicios. Nada más contrario a
la lógica equina. A un caballo de cuatro años, por más fuerte que parezca, hay
que hacerle las cosas muy despacio, ya que a su aparato músculo-esquelético,
aun le quedan varios años por delante para madurar óptimamente.
Y segundo error: sobrealimentarlo con pienso. La sobrealimentación a base de concentrados, es un error gravísimo que irá mermando su salud. La concepción del caballo “gordo” es algo atávico y de otros tiempos, al igual que antes, un niño “gordito” se creía que tenía buena salud. Hoy día, tanto médicos como veterinarios, nos advierten respectivamente para niños, personas, potros y caballos, de los numerosos riesgos que tiene la obesidad.
Recordemos la regla de oro de la alimentación equina: mucho forraje, y poco pienso, pero de mucha calidad. Esto además, nos servirá para eliminar muchos de los “problemas de comportamiento” de los caballos jóvenes, que no son tales problemas, sino que al estar todo el día en cuadras, y recibir una alimentación excesiva en energía, no solo ponemos en riesgo su sistema metabólico, sino que sus ganas de juego, de botarse, de estar pendiente de todo menos del trabajo, etc, se multiplican por varios enteros. Si le damos un buen pienso, no será necesario darle más de dos kilos del mismo, y el resto mínimo unos 8 kilos de heno y y si se quiere, un extra de alfalfa que le beneficiará en su desarrollo. Darle 6 o 7 kilos de pienso a un potro de 3-4 años, es una auténtica bomba de relojería.
Y segundo error: sobrealimentarlo con pienso. La sobrealimentación a base de concentrados, es un error gravísimo que irá mermando su salud. La concepción del caballo “gordo” es algo atávico y de otros tiempos, al igual que antes, un niño “gordito” se creía que tenía buena salud. Hoy día, tanto médicos como veterinarios, nos advierten respectivamente para niños, personas, potros y caballos, de los numerosos riesgos que tiene la obesidad.
Recordemos la regla de oro de la alimentación equina: mucho forraje, y poco pienso, pero de mucha calidad. Esto además, nos servirá para eliminar muchos de los “problemas de comportamiento” de los caballos jóvenes, que no son tales problemas, sino que al estar todo el día en cuadras, y recibir una alimentación excesiva en energía, no solo ponemos en riesgo su sistema metabólico, sino que sus ganas de juego, de botarse, de estar pendiente de todo menos del trabajo, etc, se multiplican por varios enteros. Si le damos un buen pienso, no será necesario darle más de dos kilos del mismo, y el resto mínimo unos 8 kilos de heno y y si se quiere, un extra de alfalfa que le beneficiará en su desarrollo. Darle 6 o 7 kilos de pienso a un potro de 3-4 años, es una auténtica bomba de relojería.